A pesar del enorme potencial de comunicación que nos ofrece Twitter, una de las plataformas pioneras en el ámbito de las redes sociales y el máximo exponente del microblogging a nivel mundial, a lo largo de este año que está a punto de finalizar se han sucedido un gran número de noticias sobre su tendencia descendente y falta de atractivo comercial.
En este sentido, se ha tratado de explicar este aparente descenso del interés de las empresas y grandes marcas hacia la ‘red social del pajarito azul’ a través de justificaciones, en algunos casos, demasiado simplistas, como su conversión en un arma de doble filo para los anunciantes o su incapacidad de adaptarse a los nuevos gustos de los usuarios de las redes sociales.
No obstante, aunque estos aspectos han tenido una cierta influencia en la situación actual de Twitter, si no profundizamos más en este análisis correremos el riesgo de que los árboles no nos dejen ver el bosque.
Tal y como se ha reflejado recientemente en el portal Digiday, no se puede hablar de que los usuarios corporativos estén abandonando en masa Twitter, sino más bien de un reenfoque de su percepción de las ventajas que les ofrece esta red social.
Es cierto que la creciente importancia de la imagen y el marketing visual en nuestras vidas está llevando a los usuarios a interesarse por otras plataformas como Instagram, Snapchat, Pinterest o, incluso, Facebook, y que Twitter no está sabiendo, o queriendo, adaptarse a este cambio, pero esto no implica que haya perdido su potencial como medio para la transmisión de información en tiempo real, a través de microtextos o píldoras de información.
Además, Twitter está pasando a ser considerada como una red de especial interés a la hora de gestionar la atención al cliente y el servicio postventa de las empresas, ya que su propia concepción permite la resolución de dudas e incidencias de los consumidores con suma facilidad, ofreciéndose como un canal muy útil para la transmisión de herramientas de ayuda a sus usuarios y seguidores.
En definitiva, el principal reto al que se deberá enfrentar Twitter en los próximos meses, o años, no se basa en la pérdida de interés por parte de usuarios y anunciantes, sino en la identificación de nuevas formatos para la obtención de recursos, más allá de su utilización tradicional como canal para la inserción de anuncios.
En la medida en que esta red sea consciente de que su estructura actual se asemeja más a un canal de información que a un medio publicitario (como sí sucede en otras plataformas) estará dando un paso de gigante para redefinir sus fuentes de obtención de recursos y supervivencia.